Reconocimiento al Maestro Samuel Joaquín Flores

Reconocimiento al Maestro Samuel Joaquín Flores, en el marco del 40 Aniversario de su labor Apostólica y Humanista
Diversas organizaciones civiles, gobiernos estatales y municipales, se unieron en un mismo propósito y otorgaron un reconocimiento al Maestro Samuel Joaquín Flores, por su trayectoria de cuarenta años de exitosa labor pastoral, social y humanitaria, el pasado 14 de junio de 2004 en el Auditorio Nacional de la ciudad de México.
El Maestro Samuel Joaquín, despues de recibir el emotivo reconocimiento, acto seguido, dictó una conferencia magistral ante un pletórico y lucido Auditorio Nacional.
México, D.F. a 14 de junio de 2004
Discurso del Maestro Samuel Joaquín Flores
Me siento honrado y distinguido por este reconocimiento. Es un honor que me compromete a continuar en esta labor interminable a favor del ser humano.
Hacer algún tiempo asumí esta gran tarea, ha sido mi más grande desafío, ha sido la máxima responsabilidad de mi vida.
Esta emoción me lleva a experimentar todas las sensaciones acumuladas a la luz de la FE que dio sentido a mi existencia, para creer que los seres humanos pueden ser mejores, superarse cada día y ser más útiles a su familia y a su país.
Gracias, gracias por su apoyo durante 40 años. La emoción de este momento me permite medir cabalmente “mis propósitos con los resultados obtenidos”. Estos años de trabajo, significan el tiempo en que la razón de un propósito venció la inercia vivida como responsabilidad, teniendo un solo sentido, servir a los demás, ser útil, organizar, proyectar, realizar, enseñar para integrar… predicar para convertir.
Este trabajo humano, social y pastoral, se fundamenta en el evangelio de la fe, evangelio cuya estructura es imperativo de defensa, garantía de los intereses y seguridad de los más desvalidos. Es por ello que la inquietud de mi trabajo pastoral, es DEMOSTRAR que la fe NO es distintivo de puritanismo, que el evangelio NO es etiqueta de mediocridad, mi inquietud es DEMOSTRAR que la FE es la medida del bienestar, del progreso y del desarrollo en nuestro país y en cualquier parte del mundo.
La justicia social es el único instrumento para socializar programas que puedan ser asumidos e impulsados por la propia sociedad. Es la actividad que permite que conglomerados humanos cargados de desesperanza, diferencias y tensiones, puedan compartir un horizonte y alcanzarlo, un mejor presente y un promisorio futuro para ellos y sus familias.
En esa DIMENSION he estructurado mi trabajo, y he confirmado mi voluntad, convencido de que las clases marginadas, los desposeídos, y los rezagados, tienen la posibilidad de definir su vida en un perfil completo, integral y óptimo del evangelio de Jesús.
Hoy, ante este RECONOCIMIENTO, no puedo ni debo aceptar que estos resultados son producto de mi exclusividad. El mérito, el verdadero mérito de estos alcances está en la fuerza de muchos hombres, de muchas mujeres, de los jóvenes, de los estudiantes, de los profesionistas, de todos aquellos que se han sumado a una causa noble: LA CAUSA DE LA JUSTICIA SOCIAL.
A esas comunidades, a esos grupos, a ustedes, son a los que se debe RECONOCER su esfuerzo. Yo no hice más que dar cauce, sentido y dirección a esas inquietudes por superarse, y a los que a través de su FE, han multiplicado las obras sociales de las que se ha hecho referencia. MI TRABAJO, mi verdadero trabajo, ha sido ADMINISTRAR, PLANEAR Y ORGANIZAR; ha sido DIRIGIR Y COORDINAR. Mi trabajo, fue CONVOCARLOS en la fe, REALIZAR por la fe, TRABAJAR por la fe.
El trabajo meritorio fue de USTEDES, trabajar en solidaridad día a día, codo con codo, sacrificando tiempo, fuerza y dinero, con un OBJETIVO COMÚN: el servicio desinteresado a favor de las clases desposeídas.
Junto a ustedes, he encontrado todas las posibilidades para lograr las metas sociales que me había propuesto, porque me brindaron su capacidad, su solidaridad efectiva, y el unir sus voluntades, pusimos en juego nuestra inteligencia y nuestro talento y logramos resultados que nos obligan a seguir en esta misión pastoral.
El ritmo de nuestro trabajo NO es la competencia feroz, el sentido de nuestro trabajo NO es el enriquecimiento, ni establecer antagonismos sectarios, ni partidismos políticos, nuestro verdadero objetivo es sensibilizar al ser humano para que entienda que tiene la capacidad suficiente para enfrentar los retos de su propia humanidad a través de la fe en Dios y la confianza en sí mismo.
Afirmamos con ORGULLO que en nuestras comunidades, lejos de provocar problemas al gobierno, tenemos soluciones. Tenemos aguda conciencia para construir en lugar de olvidar, para resolver en lugar de posponer. Hay muchos problemas por resolver. Hay mucho, mucho que hacer. Hagamos un esfuerzo extra no para lucimiento personal, no por un partido, no por una organización.
Las clases marginadas nos esperan. Que la pobreza y la ignorancia, de muchos mexicanos, sea el detonante necesario para sentirnos COMPROMETIDOS en esta noble tarea comunitaria. Yo propongo, los invito a establecer proyectos sociales que tengan consecuencias sociales. La única forma de convertir nuestros proyectos sociales en fuerzas constructivas y efectivas, es mediante la HONESTIDAD , la INTELIGENCIA y la VOLUNTAD.
Más del 50 por ciento de la población vive en pobreza extrema, el gobierno debe hacer más de lo que le corresponde, los poderosos deben hacer más de lo que les corresponde, los partidos políticos deben hacer más de los que les corresponde, NOSOTROS, desde nuestro espacio, seguiremos con esa voluntad de consenso, materializando nuestros objetivos en cualquier parte del país.
En cuanto a los logros alcanzados a los largo de estas cuatro décadas, RECONOZCO que no he trabajado solo; por lo tanto debo afirmar: Gracias a mi esposa, a mis hijos, a todos mis colaboradores.
Gracias a los jóvenes, a los hombres, a las mujeres, a los estudiantes, a los profesionistas, a los obreros, a los campesinos.
Gracias a los amigos, a los que simpatizan con nosotros. ¡El triunfo de estos resultados, es de USTEDES!
¡Gracias!. Me despido con mi palabra favorita: “Dios los bendiga”
Samuel Joaquín Flores